El
acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico
producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo
determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el
nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia
dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los
centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser
niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia.
El
acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar. Este
tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración
encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de
poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza
real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así,
expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como
consecuencia una serie de secuelas psicológicas; es común que el acosado viva
aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso,
triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la
situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su
materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin
limitación de edad. Las modalidades
descritas son: Bloqueo social (29,3%), Hostigamiento (20,9%), Manipulación
(19,9%), Coacciones (17,4%), Exclusión social (16,0%), Intimidación (14,2%),
Agresiones (13,0%) y las Amenazas.
El
objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter,
aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con
vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una
necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que
pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social
con los demás.
En
ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca,
obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece,
llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el
menosprecio de otros.
El
acoso escolar al igual que otras formas de maltrato psicológico produce
secuelas biológicas (expresión de genes) y mentales. Especialistas del Centro
de Estudios sobre el Estrés Humano (CSHS) del Hospital Louis-H. Lafontaine de
Canadá sugieren que las víctimas acosadas son más vulnerables a padecer
problemas mentales como trastorno por estrés postraumático, depresión y
trastornos del ánimo a medida que envejecen.
Se
estima que la intervención simultánea sobre factores individuales, familiares y
socioculturales, es la única vía posible de prevención del acoso escolar. La
prevención se puede realizar en distintos niveles.
Una
prevención primaria sería responsabilidad de los padres (apuesta por una
educación democrática y no autoritaria), de la sociedad en conjunto y de los
medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto de determinados
contenidos).
Una
prevención secundaria sería las medidas concretas sobre la población de riesgo,
esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un cambio de mentalidad
respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso escolar aunque no
sean víctimas de ellos), y sobre la población directamente vinculada a esta, el
profesorado (en forma de formación en habilidades adecuadas para la prevención
y resolución de conflictos escolares).
Por
último, una prevención terciaria serían las medidas de ayuda a los protagonistas
de los casos de acoso escolar.
Laura
AlosillaPsiquiatra